En la actualidad no se gobierna,
se permanece en campaña. Gobernar significa seguir prometiendo leyes, acciones,
políticas más que alcanzarlas; mantener a la ciudadanía expectante y en
esperanza ante las precarias situaciones de gobernabilidad.
- En países como los
latinoamericanos, donde el orden y la desesperanza existen en la vida
cotidiana, un presidente misional y con propuestas atractivas desde lo
comunicativo crea nociones de nación que mueve emocionalmente a los ciudadanos.
Estos tres
argumentos enfatizan en el papel que la
comunicación cumple en las democracias latinoamericanas como factor de
gobernabilidad, legitimidad y credibilidad pública. [1] el contexto de la democracia
latinoamericana; [2] la teoría de la comunicación política; [3] el análisis de la
comunicación política latinoamericana.
1.- La democracia latinoamericana:
En América
Latina la democracia como sistema no se ha convertido en un modo de vida para el común de los ciudadanos,
porque poco o nada han sido invitados a participar de los beneficios y
privilegios de la democracia. La formación ciudadana no ha sido posible por la
existencia generalizada de prácticas de exclusión de los sectores más amplios
de la sociedad en la toma de decisiones, la eliminación o amenaza permanente de
todo probable desacuerdo, la injusticia en la distribución de recursos y el
bajo acceso a la educación profesional y universitaria.
2.- La
comunicación política
La
comunicación política pretende movilizar a la ciudadanía para ganar las
«batallas por la significación» sobre lo que es y debería ser el «buen orden», descansa en una planificada
política de la imagen. Se trata de un discurso político y una política comunicativa
que mezcla agentes y escenarios clásicos de la representación política con otros
agentes y discursos, produciéndose así una interfaz entre el tradicional
discurso político y los discursos y géneros provenientes del periodismo y el
entretenimiento.
El impacto de
la televisión sobre la política ha sido analizado críticamente por estudiosos
de las ciencias políticas como Giovanni
Sartori (1998) quien afirma que la televisión empobrece el debate
político en cuanto derriba los llamados líderes intermedios de opinión como
autoridades cognitivas para la
argumentación social; convierte a la política en el reino de los sondeos de opinión, los referendos, las estadísticas
que reflejan las voces débiles y volátiles más no representativas de la sociedad;
privilegia las campañas políticas basadas en el ataque, la excentricidad y la agresividad.
A esta forma de hacer la política se le denomina video-política.
Los mediáticos
creen en otra perspectiva que asume que
la tele-política expresa una posibilidad novedosa para hacer la política desde
una perspectiva innovadora en las maneras de construir lo público, al reconocer
a la televisión como espacio donde la sociedad
civil se expresa en su búsqueda de visibilidad y reconocimiento.
3.- La
comunicación política en América Latina
Hacer
democracia y actualizar la política en América Latina significa, en la
actualidad, producir sentido a la nación, proponer un horizonte de esperanza en
el cual todos los ciudadanos de un país se encuentren. Para construir un sentido colectivo hay que
hacer un excelente y contundente uso del símbolo. Promover colectivamente que
aunque no se esté mejor, parezca que sí; hacer política y gobernar hoy
significa crear conciencia colectiva emocional de estar mejor. En este campo de
lo simbólico. La comunicación es la estrategia básica. Imaginar, proponer o construir un relato de nación,
un horizonte de sentido colectivo, un ideal colectivo de hacia dónde ir es un asunto
comunicativo. Lo paradójico es que los ciudadanos son tratados como consumidores
y se les convoca como espectadores perdiendo su densidad como sujetos políticos.
De esta manera, en América Latina estamos habitando la ciudadanía de la contemplación,
más que la ciudadanía activa, politizada e interviniente en la toma de
decisiones colectivas.
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